Critica. Sin lugar para los débiles.

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Int: Josh Brolin; Javier Bardem, Tommy Lee Jones.

Dir: Joel & Ethan Cohen. 

Por Javier Califano.

Miles de dólares en una valija en medio de un desértico paraje y un tendal de cadáveres, son el resultado de una fallida operación de tráfico de heroína cerca de la frontera mexicana.  Por lo tanto, una oportunidad irrepetible que se cruza en el camino de Moss (un digno Josh Brolin), quien de ocasión  se encontraba en zonas aledañas cazando venados. El destino  proclamara a Moss como  un desdichado antihéroe que fracasara en su homérico intento de cambiar su marcado su destino.  

Basado en la novela “No country for the old men” de Cormac McCarthy. El cine de los hermanos  Cohen propone ajustarse a referencias propias de su tan particular universo cinematográfico, donde  “La suerte”, “la muerte”, “la carretera” y “la persecución”, comulgan para ser sustantivos de un relato, donde aquel que otrora cazador, se convierte en presa. Tomar lo que no le pertenece a uno, tiene el costo de ser el objetivo de una doble cacería, primero por parte de unos aventurados matones  mexicanos que buscan quedarse con el dinero de la fallida transacción. Pero lo mas grave es ser la obsesión del mas sádico y retorcido psicópata a sueldo, llamado Chigurh (un magnifico Javier Bardem) contratado por los americanos que quieren recuperar su dinero. 

La persecución.

Toda una naturaleza brutal sale a relucir en un contexto desolado, donde los amorales protagonistas se lanzan a una carretera que solo sirve como escape ideal para obviar toda dirección y rumbo correcto.  Un hombre desesperado corre delante de otro que se regodea en la situación. El perpetuo y tan macabro juego del cazador y la presa, que tanto agrada a los hermanos Cohen, encuentra su lugar en un film furibundo como “Sin lugar para los débiles”. Los personajes interpretados por   Javier Bardem y Josh Brolin,  se desdibujan en un trazo rabioso de carácter hiper-violento, de aquello que realmente representan… la tan carismática referencia de la persecución cartoon: El  Coyote y correcaminos.  

En tanto, encontramos ya extenuado al tercer personaje integral del relato… a varios cuerpos de distancia…Tras la pista del desdichado Moss y del terrible Chigurh. Se presenta el sheriff Bell (Tommy Lee Jones), un hombre de ley,  reconociendo que ya se encuentra demasiado viejo para estas situaciones. El Sheriff Bell no es otra cosa que el otro lado de la fábula de la tortuga, que trata de mantener el paso, detrás de la(s) liebre(s), pero sin moraleja. Su camino y dirección  se dibuja gracias al el rastro de sangre dejado por Moss y Chigurh.  Un  rastreo a paso constante, nunca acelerado –corre donde quieras, no hay donde esconderse- ni de los asesinos, ni del inclemente paso del tiempo, o la vejez en el caso del sheriff.  

La carretera/ el camino… El cruce de los mismos.

Trabajado acaso como una de las mas poderosas metáforas de toda la  filmografía de los Cohen, ya sean sus obras road movies o no, las carreteras cargan con el poderoso significante de  una representación del hastió de Hombres prestos a huir en de un momento a otro, sin destino e inmersos en la soledad.Con su motorhome en una cuneta, el relato se inmiscuye en la falsa y pretendida vida hogareña que sostiene Moss (Josh Brolin),  junto a una joven bonita y algo tonta, que hace pocas preguntas y sabe cuando cerrar la boca. A un lado del camino, sin compromisos, prestos a salir cuando el aburrimiento y la monotonía dejen de ser parte de su rutinario y complaciente paraíso.

En el camino, sin punto de partida, y sin un destino esclarecido al finalizar el film, es donde encontraremos a Chigurh (Javier Bardem) un psicópata contratado para ser la sombra misma del infortunado Moss y eliminar a su objetivo. El misterioso personaje no es otra cosa que la representación de la muerte que acecha en la carretera. Se puede ser muy perverso y temible, pero cuando se es parte del imaginario de los Cohen, debe de pagarse un  tributo… y aguardar sin más a  enfrentarse a la temible encrucijada de los caminos.

Los protagonistas  se proponen alcanzar una meta en el horizonte (hipotético e inalcanzable). Una vez perdidos en la lejanía, solo quedara de ellos un rastro de sangre que traza el  hilo conductor de “Sin lugar para los débiles”. 

El azar.

Moss, no es más que un hombre que tentó al azar en pos de cambiar su patético destino. La suerte le dio la espalda y por lo tanto debe pagar las consecuencias, y más aun… todo aquel que lo rodea es parte integral de la deuda contraída. Una fuerza de la naturaleza como Chigurh,  Un incansable y obsesivo psicópata, se demuestra tan inclemente como para ser capaz de echar a suerte de cara o seca la vida de sus presas. Como si todo fuese algo más que matar por placer o dinero… El personaje se demuestra fiel a respetar el azar, que puede saciarle su sed de sangre,  o quitarle una de sus presas de las fauces. 

“Sin lugar para los débiles”, propone que el relato transite continuamente por tres instancias narrativas, consecuentes, complementarias y con sorprendentes consecuencias.  Una instancia narrativa, la del Sheriff Bell, tendrá una naturaleza analítica, contemplativa y pasiva en el devenir del relato. Las otras dos instancias narrativas, en tanto,  juegan un rol más arriesgado, ya que serán espacios itinerantes en los que se intercalan las vertiginosas y descriptivas consecuencias de la persecución de Chigurh y Moss.

Lo interesante será cuando una de las mismas desaparezca… representado en el film con la ausencia de uno de los protagonistas en  una lograda utilización del fuera de campo.   

El nuevo y muy logrado film de los hermanos Cohen, nos deja con las ganas de un duelo final, aquel veníamos saboreando desde el inicio de la película… un duelo que presentíamos seria memorable, cuando con anterioridad quedamos boquiabiertos con la magnifica escena en la que Moss -estando a punto de desvanecer- se enfrenta con un perro de caza.  

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