Por Javier Califano.
A mediados de la década del 80´, un joven James Cameron a cargo de la realización integral y el musculoso tío Arnold –antes de postularse a gobernador- revolucionaron el cine de ciencia ficcion cuando se las arreglaron para que un robot exterminador tomara como objetivo primario a Sarah Connor– una jovencita que de sobrevivir a los ataques de los Terminador durante dos películas- seria la madre del hombre destinado a liderar la resistencia humana contra la inteligencia artificial conocida como Skynet y su ejército de Terminators.
Dos decadas mas tarde ‘Terminator Salvation” presentara un nuevo enfoque que pondrá en jaque todo lo planteado hasta el momento en la distopica saga de ciencia ficción. Este nuevo capitulo cuenta con la dirección de McG (“Los Angeles de Charlie”) algo que resulta un gran desafió para un director de características clipperas, abocado a un desquiciado ritmo visual por sobre toda narracion.
En un post-apocalíptico 2018, el futuro en el que aprendió a crecer John Connor (ahora interpretado por Christian Bale), se ha visto alterado por la aparición de Marcus Wright (Sam Worthington), un misterioso sobreviviente que pretende contar con la ayuda de John para evitar un ataque al núcleo de Skynet que pondrá en peligro la existencia de la resistencia, pero específicamente tendra en jaque la vida de un joven llamado Kyle Reese, interpretado por el joven actor Anton Yelchin (Star trek).
Recordemos en el film original de Terminator (1985) Kyle Reese, interpretado por Michael Biehn, quien era enviado desde el futuro para proteger a Sarah Connor, enamorándose de la joven y resultando ser el padre de su mejor amigo, John Connor…. elemento paradójico si los hay.
Mientras Skynet prepara su ataque decisivo contra la humanidad, John Connor y Marcus se emprenden en una odisea que les lleva al corazón de las operaciones de Skynet, donde descubren el terrible secreto que se esconde tras la posible aniquilación de la humanidad.
TERMINATOR SALVATION representa un nuevo enfoque de la popular saga, que vale recordar, determina sus propios parámetros para ajustarse al rigor de continuidad establecido por sus predecesoras; es decir tomo lo que puede utilizar y lo que no… lo descarta. Planteo que puede resultar descarado por los puritanos, pero que no le quita meritos a la osadía narrativa establecida para el guión de lo que se presenta como una nueva trilogía.
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